viernes, 13 de abril de 2007

EL OPTIMISMO

Pepe era el tipo de persona que te encantaría ser. Siempre estaba de buen
humor y siempre tenía algo positivo que decir. Cuando alguien le preguntaba
cómo le iba, el respondía: "Si pudiera estar mejor, tendría un gemelo". Era un
gerente único porque tenía varios empleados que lo habían seguido como
gerente de diversos restaurantes. La razón por la que estos empleados
seguían a Pepe era por su actitud. Él era un motivador natural: si un empleado
tenía un mal día, Pepe estaba ahí para decirle al empleado como ver el lado
positivo de la situación. Ver este estilo realmente me causó curiosidad, así que
un día fui a buscar a Pepe y le pregunte: No lo entiendo... no es posible ser una
persona positiva todo el tiempo ¿Cómo lo haces?... Pepe respondió: "Cada
mañana me despierto y me digo a mi mismo: Pepe, tienes dos opciones hoy:
puedes escoger estar de buen humor o puedes escoger estar de mal humor."
"Escojo estar de buen humor". "Cada vez que sucede algo malo, puedo
escoger entre ser una víctima o aprender de ello. Escojo aprender de ello".
"Cada vez que alguien viene a mí para quejarse, puedo aceptar su queja o
puedo señalarle el lado positivo de la vida. Escojo señalarle el lado positivo de
la vida". Si, claro, pero no es tan fácil, protesté. "Sí lo es", dijo Pepe. "Todo en
la vida es acerca de elecciones. Cuando quitas todo lo demás, cada situación
es una elección". "Tu eliges cómo reaccionas ante cada situación, tu eliges
cómo la gente afectará tu estado de ánimo, tu eliges estar de buen humor o de
mal humor".
www.gedo-formacion.com - 12 - Universidad Complutense de Madrid
Varios años más tarde, me enteré que Pepe hizo algo que nunca debe hacerse
en un restaurante, dejó la puerta de atrás abierta y una mañana fue asaltado
por tres ladrones armados. Mientras trataba de abrir la caja fuerte, su mano,
temblando por el nerviosismo, resbaló de la combinación. Los asaltantes
sintieron pánico y le dispararon. Con mucha suerte, Pepe fue encontrado
relativamente pronto y llevado de emergencia a una clínica. Después de ocho
horas de cirugía y semanas de terapia intensiva, Pepe fue dado de alta, aún
con fragmentos de bala en su cuerpo.
Me encontré con Pepe seis meses después del accidente y cuando le pregunté
como estaba, me respondió: "Si pudiera estar mejor, tendría un gemelo". Le
pregunté que pasó por su mente en el momento del asalto. Contestó: "lo
primero que vino a mi mente fue que debí haber cerrado con llave la puerta de
atrás. Cuando estaba tirado en el piso, recordé que tenía dos opciones: podía
elegir vivir o podía elegir morir. Elegí vivir". "¿No sentiste miedo?" Le pregunté.
Pepe continuó: "Los médicos fueron geniales. No dejaban de decirme que iba a
estar bien. Pero cuando me llevaron al quirófano y vi las expresiones en las
caras de los médicos y enfermeras, realmente me asusté. Podía leer en sus
ojos: "es hombre muerto." Supe entonces que debía tomar una decisión. "¿Qué
hiciste?" Pregunté. "Bueno, uno de los médicos me preguntó si era alérgico a
algo y respirando profundo grité: - "Si, a las balas" - Mientras reían, les dije:
"estoy escogiendo vivir, opérenme como si estuviera vivo, no muerto". Pepe
vivió por la maestría de los médicos, pero sobre todo por su asombrosa actitud.
Aprendió que cada día tenemos la elección de vivir plenamente, la actitud, al
final, lo es todo.
Ahora tienes dos elecciones:
1. Olvidar este mensaje.
2. Aplicarlo en tu trabajo y en tu vida personal.

3 comentarios:

Unknown dijo...

Si,me ha gustado mucho el texto.Admiro a ese hombre,que fue optimista hasta la muerte.Yo tambien quiero ser asi.

Unknown dijo...

pepe era una persona admirable siempre acia su trabajo bien.hojala fuesen las personas asi

Anónimo dijo...

que chido